martes, 6 de julio de 2010

Crónica RACE ACROSS THE ALPS

Son las 9 y 15 minutos del viernes 25 de junio de 2010. Hace ya más de una hora que estoy despierto, aunque sigo en la cama. Laura y mi hermana ya están en la cocina haciendo la comida para la carrera, tapers de pasta, mini bocadillos, fruta… Mi padre está cargando y organizando todos los trastos en la furgoneta: las mochilas con ropa, herramientas, comida… Me levanto de la cama sobre las 9 y media de la mañana, desayuno un plato de pasta con agua y un zumo para terminar, también me como un yogurt. Al terminar de desayunar, mientras Laura y Clara siguen preparando comida, bajo al garaje de la casa que tenemos alquilada en el pueblo austríaco de Nauders, y preparo la bicicleta. Le doy presión a los tubulares engraso la cadena y hago una comprobación de última hora de que todo está bien.
Sobre las las 10 y media, subo a “vestirme de torero”. La ropa me la había dejado preparada ayer sobre un sillón. Me pongo mi mejor culotte, el casco mas nuevo, vamos todo lo mejor que tengo en equipamiento, no es para menos, hoy es el gran día. El día por el que tantas horas he entrenado, el día por el que tanto he sacrificado, disfrutado y sufrido.
Después de cargar las herramientas que había utilizado en la furgoneta, me dirijo, no sin hacerme unas últimas fotos, a la línea de salida.
Me reúno allí con el resto de corredores. Menudas plantas tienen todos. Como ya era de esperar reina un estilo de corredor ya entrado en años, entre 35 y 50 años de edad, corredores con experiencia, la mayoría de pequeño tamaño, aunque junto a mi, hay dos o tres competidores qu sobrepasan el metro noventa de estatura.
La espera se hace larga, nos habían dicho que estuviéramos a las 11 en la línea de salida, y la salida sería a las 12. Para estar esperando derecho le dije a Clara que me trajera una silla plegable de la furgoneta, ya que el sol y estar derecho con las zapatillas de ciclismo no era una postura muy cómoda.
Nos llaman a línea de salida para repartir los GPS con el que se podrá seguir la prueba por internet, es una especié de llavero con una batería de litio que el corredor tiene que llevar obligatoriamente en el bolsillo del maillot.
Después de la últimas fotos (aquí los guiris somos nosotros), el resto del equipo se marcha a la furgoneta, van a dar la salida en pocos instantes. El speaker empieza la cuenta atrás en inglés (que raro todo lo dicen en alemán) 3, 2, 1, gooooooooo!!!!!!!!!
Empieza la prueba y damos las primeras pedaladas, el recorrido empieza con un pequeño puerto/repecho de 2 o 3 kilómetros entre en 4 y el 5% de pendiente. Empezamos con un ritmo alegre pero bastante soportable, aunque duraría poco. Empiezan a pasar los considerados favoritos a las primeras posiciones, la velocidad de subida empieza a crecer, y la gente empieza a hacer la goma, intento adelantar algunas posiciones, no quiero que me pille el corte tan pronto. Coronamos en primer puerto el Passo Ressia de 1465 metros, el pelotón se ha estirado bastante, aunque sin llegar a romperse y empieza una de las pocas zonas de llano de la prueba y se empieza a circular a gran velocidad. En el paso por un pueblo un semáforo se pone en rojo. En esta prueba el tráfico está abierto y hay que respetar las normas de circulación. AL ponerse el semáforo en rojo los favoritos se lo saltan y el resto entre que si paramos ¡, que si no paramos se nos van unos 50 metros y ya no los volveríamos a coger por la falta de entendimiento en el grupo. Nadie quería tirar. Es normal quedan por delante casi 500 kilómetros y todos quieren guardar fuerza. Por delante se ha ido 4 corredores, el grupo perseguidor de unos 20 en el que circulo yo, y luego por detras la carrera se ha roto en varios grupos.
En Spondigna cogemos un giro a la derecha muy pronunciado en dirección al Passo Stelvio, uno de los puertos más espectaculares y duros. Cruzamos el pueblo de Prato dello Stelvio y empieza la subida la subida es fácil de explicar, son 20 kilómetros a un media de desnivel del 9%. El puerto es bastante regular hay alguna rampa por encima del 12 %, pero el si una característica resalta por encima de todos es la altitud, se sube a 2757 metros. Empezamos a ritmo vivo la gente se empieza a descolgar, parece que voy bien y aguanto en el grupo principal. Al llevar 2 kilómetros de ascensión, las pulsaciones empiezan a subir más de lo normal, es un ritmo que podría aguantar pero quedar muchas horas y decido junto a otros compañeros aflojar un poco, el ritmo empieza a no ser nada cómodo para mí. El grupo empieza a distanciarse, aunque en algunos tramos los tengo muy cerca no me cebo con ellos, no voy muy bien y intento guardar todo lo que el coloso me permite. Llevo muy poco de ascensión y ya he puesto el 25 de piñón, estoy empezando a sufrir, no voy bien. Empiezo a encontrarme mal, el pulso se me dispara e intento tranquilizarme y pasar el mal momento. Los coches de algunos participantes empiezan a pasarme y en uno de los túneles anti avalanchas me alcanza mi vehículo de apoyo y me dan el primer botellín, llevaremos sobre 60 kilómetros de carrera.
Sigo ascendiendo la cima coppi de la prueba, alcanzo a algún ciclista que se ha descolgado del grupo. Sobre mitad del puerto empiezo a encontrarme mal, el pulso lo tengo acelerado y se me ha hinchado el estomago y no puedo comer nada, no me encuentro nada bien y decido parar. Paro y me tomo un coca-cola y me siento en una especie de guarda raíl de piedra, necesito tranquilizarme. Empiezo a subir de nuevo, las curvas en forma de horquilla se suceden, hay unas paletas informativas que te dicen las curvas “tornante” que te quedan y la altitud a la que estas.
Ya en los últimos 10 kilómetros vuelvo a parar, noto que se me ha movido el sillín (tiene que pasar todo este día). Le pido las llaves allen a Laura, lo arreglo en pocos segundos y sigo la marcha. Me coge algún corredor por detrás, los rebasaré más adelante. Empiezo a coger algo de ritmo, aunque no muy fuerte, pero al menos subo a un ritmo decente. Empiezo a sentirmo un poco (no mucho) bien alcanzo a los corredores que me habían avanzado antes y algún que otro más, estamos casi arriba, esto no termina nunca. Después de 63 kilómetros coronamos el Passo Stelvio (2757 m). En la cima como algo un mini bocata, un plátano, me abrigo para la bajada y para abajo!!!
La bajada es larga y peligrosa muchas curvas de herradura y buenas pendientes, los frenos no dan abasto. Pasamos de largo el desvío al Umbrail Pass por donde deberíamos volver en la última parte de la prueba. Antes de llegar a Bormio, pasamos por una serie de túneles sin iluminar muy peligrosos y resbaladizos por el agua. Antes de entrar al túnel más largo me adelanta un corredor alemán a tumba abierta. El alemán entra antes que yo en el túnel y casi saliendo oigo unas voces chillar que me vuelven a adelantar. Era el ciclista que me había avanzado antes que se había caído dentro del túnel, y como no había luz no lo había visto. La verdad es que fue una de las partes muy peligrosas del recorrido. Cruzamos la población de Bormio y ponemos rumbo hacia el Passo Gavia, el segundo puerto mas alto de la prueba con sólo unos pocos metros menos que el Stelvio.
El Gavia es un puerto muy regular, tienes algunas rampas que quitan el hipo, pero en general es regular, aunque eso no quiere decir que las pendientes sean pequeñas, sino que son constantes. Este puerto lo empiezo a subir bien con buenas sensaciones, hasta que empieza a llover, y con la lluvia empiezan los calambres. El puerto se empieza a empinar de verdad y yo empiezo a no ir bien otra vez. Los calambres se suceden en los cuádriceps y los isquios, esto es el precio que hay que pagar por no beber lo suficiente en el Stelvio. A base de sufrir mucho, consigo llegar a los últimos kilómetros, donde la lluvia de convierte en nieve. El paisaje esta todo nevado, la verdad es que hay unas vistas preciosas todo nevado, con lagos en altura, muy parecido al paraíso. El frío es intenso, lo único bueno que el último kilómetro del Gavia la pendiente disminuye bastante y se hacen bastante llevaderos. Ya en la cima, hacemos parada técnica para comer algo consistente y beber abundante líquido para poder solucionar el tema de los calambres. En la parada me cambio de maillot me visto de largo y me pongo el chubasquero, a empezado a llover y el frio se cala hasta los huesos.
La bajada se hace interminable, por el frio y la lluvia. Los dedos piden descanso, los frenos no frenan igual en mojado, me vuelve adelantar el corredor alemán que baja como si la vida le fuera en ello. No creo que sea esta la carrera en la que debas jugártela demasiado en las bajadas. Cruzamos un par de túneles antiavalanchas, y el descenso nos conduce al fondo del valle. Nos dirigimos ahora a ascender al el puerto Aprica, un puerto muy suave, que la verdad no se porqué es tan famoso ya que no es nada del otro mundo.
Parece que me empiezo a encontrar mejor estamos a mucha menos altura, sobre los 700- 1000 metros sobre el nivel del mar. El puerto empiezo a subirlo bastante fuerte, empiezo a sentir que incluso puedo poner el plato grande, aunque decido subir con plato pequeño y piñones bajos, hay que guardar la mecánica. Empieza a llover fuerte, la carretera salpica agua por todos las esquinas, estoy empapado. Durante el ascenso a este puerto, en el paso por las poblaciones, me toca parar en varios semáforos en rojo, que me cortan el ritmo, paradas que aprovecho para comer algo de fruta y barritas. Coronamos Aprica, donde el domingo hacen una marcha cicloturista bastante famosa por lo visto hay un gran montaje, creo que es la Marco Pantani. En la cima me vuelvo a cambiar de ropa, está empezando a llover menos y necesito quitarme esta humedad de encima. Me cambio de maillot, botines, guantes, y me pongo la chaqueta de gore-tex para la bajada.
La bajada está muy peligrosa, esta mojada y la bici es muy inestable. La larga bajada nos conduce a la localidad de Tirano, donde después de girar hacia la derecha una larga recta nos lleva en busca del “coco” de la prueba, el Mortirolo. Pasando por los pueblos de Lovero y Mazzo, cae una impresionante tormenta. Cae en un momento mucha agua que nos deja y a otro competidor, completamente empapados, donde después de varios cruces complicados empezamos a ascender el Mortirolo con la carretera muy humeda.
Empiezo a subir con mucha fuerza, en breve alcanzo al corredor alemán que baja “a cuchillo”, mi compañero anterior se ha quedado atrás. Al llevar mas o menos 10 minutos de ascensión decido hacer una parada y montar la rueda que llevaba con un piñón de 27 (ojalá lo hubiera montado de 29). Laura me empuja y me ayuda a reanudar la marcha, no me puedo poner de pie sobre la bici los neumáticos patinan, esto es insufrible. Sigo ascendiendo y empieza a caer la noche y con ella frío, voy totalmente empapado por la tormenta, aunque no me cambiaré de ropa hasta la cima, un gran fallo. Se suceden infinidad de rampas inhumanas, y mas con 200 kilómetros en las piernas, muchas curvas de horquillo o tornante como dicen por aquí. Los músculos empiezan a quejarse y empiezo a necesitar parar algunas veces. Laura me aconseja que no pare de golpe, que al menos siga caminando, cosa no muy cómoda con las zapatillas de ciclismo. Intento varias veces reemprender la marcha, empieza a dolerme la garganta, me estoy resfriando. Pido una chaqueta a la furgoneta e intento empezar a subir otra vez después de comer algo.
Me adelanta un participante al que le cojo la rueda, a los pocos metros cae desplomado en medio de la carretera, esta bien pero exhausto como todos. Corre la voz que más abajo ha caído otro corredor y no se puede levantar, como impone este puerto. Sigo subiendo como puedo, con paradas, con arrancadas de coraje que pronto las rampas calman a la fuerza. Esto es un infierno!!!
Me coje por detrás otro participante, este parece que no es la primera vez que viene, parece que sabe de lo que va. Asi que le cojo rueda con la intención de llegar a la cima con él. La verdad es que me ayuda bastante a superar el puerto, vamos a un ritmo tranquilo, tampoco sobra nada la verdad, la verdad es que hay alguna rampa que el 34-27 se queda corto, el GPS, marca pendientes del 18%. Estoy sufriendo mucho, he pasado por el monumento a Pantani, y me he querido ni para a hacerme una foto. La noche a caído por completo y el frío y la humedad es muy acentuado.
Después de mucho sufrimiento una indicación indica que estamos casi en la cima, empiezo a no poder respirar bien, el frío me está haciendo mucho daño. Llegamos a la cima, gracias a los ánimos que me llegan desde el vehículo de apoyo, Laura ha bajado muchas veces en plena noche a acompañarme cuando tenía que hacer una parada, no sé que haría sin ella. Superamos la última tornante y coronamos el temido Mortirolo (1845 m). En un pequeño parking que hay en la cima hay parados varios participantes, yo decido parar para comer y abrigarme, necesito abrigarme, estoy tiritando.
Como un poco de pasta, un cocacola, fruta, intento comer todo lo que puedo y abrigarme rápidamente. La bajada, ya de noche, es infernal, las rampas son brutales, la carretera es estrecha y el frío intenso. Llevando mucho bajada, necesito para y abrigarme más, no me puedo quitar el frío de encima, lo estoy pasando realmente mal, y la amigdalitis va a más.
Empiezo a subir el Aprica por segunda vez, suerte que este puerto es tendido, y sus rampas son bastante favorables, creo que sus pendientes no superan el 5 %. Con buen ritmo supero por segunda vez el Aprica, y llegamos sobre las 12 de la noche al pueblo que le da nombre al puerto. En la gasolinera del pueblo nueva parada para comer y echar gasolina antes de curzar a Suiza, donde el tener que pagar con francos, nos hace tener que hace la parada en Italia.
Volvemos a descender hacia Tirano, donde nos vuelve a adelantar el corredor alemán. En Tirano esta vez giramos hacia la izquierda dirección la frontera con Suiza. Pasamos la frontera donde los policías no nos hacen ni caso, supongo que estarían avisados de nuestro paso. Empezamos a ascender el puerto Bernina Pass, 30 kilómetros de puerto, que nos llevaran a 2330 m sobre el nivel del mar. Este puerto se hace interminable. Empiezo a ascenderlo con la cabeza tranquilizándome e intentando no pensar en lo que queda. Parece que sobre mitad puerto hay un “descansillo” de 3 kilómetros con menos pendiente. Sigo subiendo con alguna parada, hasta el descanso donde engrano el plato grande. Parece que empiezo a encontrarme bien. Dejamos a la derecha un coche de la prueba, donde se está retirando un corredor, desde el coche los asistentes, nos hacen señas diciendo que su corredor se retira, que está exhausto.
En el descanso sigo pedaleando fuerte y alcanzo al corredor alemán, el me adelanta bajano y yo subiendo. Sigo subiendo y subiendo, empieza a faltarme el aire, las pulsaciones se me disparan, me duele mucho la garganta y el pecho, no puedo apenas respirar, me falta el aire. Decido hacer alguna parada, para poder coger aire y seguir. Estoy mal, pero en mi cabeza no existe la palabra abandonar. Sigo haciendo pequeñas series de subida, pero me toca parar muy pronto, no puedo coger ritmo, me fatigo muy rápido y me sigue faltando el aire. Laura me aconseja que camine un poco. Me vuelve a alcanzar el alemán, no lleva buen ritmo se le ve en las últimas pero él sigue subiendo. Quedan sobre unos 6 kilómetros para la cima, esta amaneciendo y el frío es muy intenso, las montañas están nevadas y cada vez que respiro parece como si me clavaran 1000 agujas en el pecho. Intento seguir subiendo, pero no puedo. No puedo respirar, cada bocanada de aire me duele a rabiar, necesito calor. Vuelvo a intentar coger el ritmo, pero no puedo me vuelvo a parar apenas he hecho 200 metros de la última parada y los pulmones no me dan para más. Laura me dice que entre a la furgoneta y coja algo de calor que no hago buena cara. Empiezo a toser sin parar, y cada vez que lo hago me duelen los pulmones a rabiar. Laura me dice que abandone, no estoy bien, la salud es lo primero. Estoy mal lo sé, asi no puedo seguir. La verdad es que lo que me queda no es poco y la bajada de este puerto me puede dejar mas mal de lo que estoy. Me cuesta muchísimo respirar y estoy tiritando de frío y debilidad. Decido abandonar muy a mi pesar, pero es sólo una carrera y la verdad es que nunca me había encontrado asi. Esto no es sano. Laura y mi hermana cargan la bici a la furgoneta y avisamos a la organización que abandonamos, no somos los primeros ni mucho menos. Abandono con el pensamiento, que no abandono porque físicamente no haya podido, si no por enfermedad, me da mas rabia si cabe, pero este deporte es asi.
El objetivo del año, por el que tanto he/hemos luchado a acabado a 200 kilómetros de la meta, habiendo superado la parte mas dura del recorrido y con mas de 300 kilómetros en las piernas.
En la furgoneta lo paso muy mal. No paro de toser, cosa que me molesta mucho a la garganta y los pulmones, me ponen la calefacción a tope, y aún asi tengo temblores.
Llegamos a Nauders y Laura me ayuda a subir a la casa, cosa que me fatiga mucho. Me doy una ducha y me acuesto a la cama estoy molido.
Al día siguiente vamos a buscar al médico de la prueba, sigo sin encontrarme bien, me fatigo con facilidad y parece que estoy débil. La sorpresa fue nuestra cuando llegamos a meta y nos dejan caer, que no hay médico de la prueba, que si queremos que vayamos al ambulatorio del pueblo. ¿Cómo puede ser que una prueba como esta no tengo servicios médicos? ¿Será esto legal? Intentamos buscar el médico del pueblo, pero como es sábado no trabaja. Ni tan siquiera hay alguien de urgencias. La verdad es que me siento algo desamparado. ¿Y si fuera algo muy grave? Me vuelvo a casa a descansar, donde decidimos que esa misma noche saldremos hacia España. No acudimos ni a la entrega de premios ni a la comida que hay después, no tengo ni fuerzas ni ganas. Estoy algo molesto con la organización, ahora mismo no tengo ganas de nada.
No me queda nada más que agradecer sobretodo a la gente que me ayudado económicamente para por lo menos poder plantearme este reto: SALQUISA, ALBAÑILERIA INTEGRAL MORENO y PUB ACTUAL. También dar las gracias a la gente que ha colaborado con las camisetas y a todos los amigos que me han dado ánimos, la verdad es que estas cosas, aunque a mi me dan mucha vergüenza se agradecen un montón. Dar las gracias también a mi familia por ayudarme en todo, ellos también han currado de lo lindo para que esto fuera posible. Y dar las gracias a Laura por todo el apoyo que me ha dado, si no fuera por ella ni siquiera me plantearía estas cosas.

GRACIAS
Al acabar la prueba ya estaba pensando, en que haría después. Tenía pensado descansar un poco después de la Race Across the Alps. Al no poder terminar me vienen a la mente nuevos retos, nuevas metas, no puedo terminar la temporada así. Seguramente vuelva a participar en las 24 horas de Montjuic. Tengo que aprovechar el entrenamiento realizado, aunque a Barcelona voy a ir sencillamente a disfrutar, sin ninguna presión.


En breve colgaré algunas fotos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario